Diario del Huila

“Hemos salido adelante gracias al oficio artesanal”

Mar 10, 2021

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DIARIO DEL HUILA, CRÓNICA

Por: Hernán Galindo

Son casi las diez de la mañana de un día cualquiera entre semana en Neiva. Una corriente de aire desplaza un grupo de nubes mientras los rayos tenues del sol se empiezan a asomar en medio de la época invernal. Se posan sobre Daira Oviedo Valencia, una mujer de 33 años, blanca, de baja estatura, cabello corto y liso, quien sonríe mientras empieza a acomodar en una tela blanca sobre un escaparate de madera una serie de artículos que espera vender.

Está situada en la peatonal de la carrera quinta, costado izquierdo de norte a sur, entre calles décima y once, curiosamente, frente a la Cámara de Comercio y la Alcaldía, “dos de las instituciones que deberían apoyar el emprendimiento, darle oportunidades y no perseguirlo”, se queja, a la vez que esculca en cajas en busca de más surtido.

Los accesorios son variados tanto para mujeres como para hombres

Los accesorios son variados tanto para mujeres como para hombres

Con don para el arte

Nació en Florida, un municipio de Nariño. El interés de conocer ciudades y otros lugares la llevó al Putumayo donde congenió con quien hoy es su esposo. Juntos viajaron a sitios de Suramérica hasta que el tiempo los trajo a Neiva, de donde es el hombre, para echar raíces de la mano del amor de una niña, Mariana, de nueve años. La familia vive en el sur, en Cuarto Centenario.

“Los dos nos dedicamos a la elaboración de artesanías y accesorios. Yo, desde hace 11 años, me puse en la labor artesanal de pulseras, manillas, aretes, collares. Y, él, maneja el alambrismo, los metales, en una amplia variedad de accesorios, también para hombre y mujer”, cuenta, y corre a atender a una pareja de estudiantes que pregunta por el tejido de unas pulseras y unos collares en macramé.

Conoció el arte de indígenas nariñenses. Los observó, aprendió y lo desarrolló, aunque mucho de lo que hace es empírico. “Cada pieza elaborada lleva un pedacito de mi tierra, del alma de nuestros ancestros”, afirma agradecida, mirando al cielo. Claro, que también incidió en que se dedicara a esta forma de vida y de llevar sustento a la casa la habilidad con la que nació para las manualidades, el gusto por el diseño y armado de accesorios, insiste.

“Es un don con el que uno nace. A partir de conocer va uno mismo imaginando, plasmando sus ideas, los diseños, fusionando los materiales y las técnicas. Todo lo que hay de oferta y venta lo hago yo misma, no copió a nadie”.

Daira asegura que es una alegría explotar su curiosidad, creatividad y amor por los accesorios. Poder vender a buen precio los productos, “aunque hay días buenos y malos, como todo, especialmente durante la pandemia que impidió la circulación de clientes”.

“Vinimos a comprar un regalo para una hija, un accesorio del que hace tiempo está antojada. Nos gustó el diseño y la elaboración de una manilla y decidimos comprar. Además, apoyamos a nuestros artesanos, el trabajo es muy lindo y especial”, afirma Lupe, una mujer de mediana edad.

Hipismo, un modo de vida

Daira y su marido han estado en varias ferias, como la de Maestros Artesanos en Neiva, en Pitalito, La Jagua, y hasta en Argentina, en el sur del continente.

Su punto de venta siempre es el mismo, en el microcentro de la capital, “acreditado y con clientela propia”, aunque no descarta ubicarse en un nuevo espacio si están todas las garantías, cuenta la mujer, a quien le hubiera gustado ser docente o estudiado diseño, tras destacar que ya ha dado clases de su conocimiento.

¿Qué opina de la recuperación del espacio público, del desalojo de los andenes? “Me parece triste e injusto. Aunque entiendo que no se puede invadir por donde la gente camina, nosotros no lo hacemos. Estamos es trabajando, sin hacer daño a nadie. Pagamos todas las obligaciones de cualquier hogar al Municipio y con los accesorios es que nos sostenemos. Usted sabe de la crisis de empleo, de falta de oportunidades”, responde la emprendedora, detrás de su ‘stand’.

A quienes viven de esta labor se les relaciona con el hipismo. ¿Le molesta? “Creo que es un prejuicio. De pronto, sí lo somos. Porque para mí el hipismo es una vida sana, en paz, en armonía, sin ostentaciones, de igualdad para todos. Es lo que yo quiero”, asegura mientras tercia una pulsera de colores.

Trabajan en la carrera 5 en compañía de su esposo y otros artesanos

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