DIARIO DEL HUILA, CRÓNICA
Por: Hernán Galindo
Se llama Kimberly Nicole Silva Vargas y tiene 19 años. Vive con los padres, Vladimir y Carolina, y los hermanos en una casa en el barrio Las Palmas, muy cerca de su lugar habitual de trabajo en la avenida 52 frente al conjunto Reservas de la Sierra, en el oriente de Neiva, junto al Centro Comercial Santa Lucía Plaza.
“Soy vendedora ambulante de guanabanazos, durante toda la semana”, afirma con seguridad y alegría, sin protestar del duro trajín.
Se vinculó al negocio tres años por invitación de Carlos Andrés Bermeo quien le comentó a la mamá que andaba en busca de una empleada para su negocio. Es decir, la ‘negra, como le dicen de cariño, por el color de la piel, se rebusca la vida desde que tenía 16 años.
Atiende y sirve de domingo a lunes y descansa un día cada 15. La jornada inicia a las 8:30 de la mañana y termina a las 6:45 de la tarde, casi que de largo. La apoyan un rato a mediodía mientras va a la casa, almuerza y hace necesidades.
Historia
Tal vez, lo más difícil, creemos porque Kimberly no lo acepta ni se queja, es la alta temperatura que debe soportar diariamente debajo de un toldo azul, sin un árbol vecino ni nada que le de sombra y frescura.
Así, pasa casi que el día detrás de un puesto de consumo de pulpa de fruta. ‘Gran sorbete guanábana’ se lee en un sugestivo letrero verde que cubre una carreta sobre la que reposa en la parte superior un termo grande con el producto y los elementos necesario para acompañarlo: milo, leche condensada y galletas.
La venta tiene tres presentaciones en vasos de 12 onzas, 14 y 16, que varían precio entre 4, 5 y 6 mil pesos, respectivamente. La clave es el producto fresco y jugoso porque siendo perecedero se puede dañar con facilidad.
En un vaso se echa la fruta, que no se despepa por aseo y para no desaguar la pulpa, y los demás ingredientes. La clientela la consume por gusto y placer y también por los beneficios médicos y alimenticios.
La guanábana es fuente de vitaminas C y A, así como de potasio, zinc, hierro, magnesio y calcio. Su consumo se recomienda como fruta entera pues así conserva sus propiedades nutricionales.
“Sirve para las personas con gastritis, para combatir el cáncer, cuando no es muy avanzado, según me cuentan personas que vienen. También para quien sufre algún tipo de molestia estomacal o de digestión, como dureza…”, cuenta convencida.
Terminó bachillerato en el colegio José Eustasio Rivera y quiere seguir estudiando, negocios internacionales, pero como en la Universidad Surcolombiana no hay esa carrera se inclinará por administración de empresas y luego hará un ponderado.
“Siempre me ha gustado el negocio, la venta y la administración. Tiene muchos espacios para abarcar y no hay nada como ser independiente con lo que se puede brindar y generar empleo a los demás”.
Por eso, una de las ilusiones es tener un negocio propio, pero sabe que primero es crecer en el trabajo actual y así ahorrar la plata para el futuro. Por ahora, la que recibe la distribuye entre ayudar a la casa, a los papás, en mercado, servicios y guardar para más adelante.
No le molesta que mientras se sacrifica trabajando otros jóvenes estén en fiestas, centros comerciales o en diversión.
“Antes salía mucho, pero entendí que la plata que gastaba y hoy ahorro la puedo utilizar para mí en un futuro. Después de que tenga montada mi empresa podré disfrutar, viajar, comprar cosas…porque hoy, como está el país, debo concentrarme en mí, en mi familia y mi futuro”.
Kimberly tiene novio, aunque no la distrae porque “está lejitos”, confiesa y ríe nerviosa, “en Ecuador”.
El futuro
El negocio que podría ya lo tiene claro, de comidas rápidas y frutas, pero exóticas, que se distingan de las tropicales tradicionales que se ofrecen en todas partes. “Ya tengo la idea, he venido averiguando, y el lugar. Solamente falta ahorrar y tener la plata”, responde, con optimismo.
El nombre no tiene pierde, “La sabrosura de la negra”, afirma Kimberly, con el sueño preciso de que más adelante le gustaría ser una gran empresaria, con el apoyo de Dios, “porque primero está Él y después lo demás”.
¿Qué piensa de los jóvenes en las calles, en paro y manifestaciones? “Los respaldo porque están pidiendo cosas justas. Están reclamando por nuestro futuro, por quienes no tienen cómo pagar estudios, por oportunidades laborales, por la salud para todos. No comparto es la violencia de nadie. Me gustará estar allá, pero me toca trabajar para ahorrar para mi futuro”.
Un mensaje para la juventud: “Que sigan luchando por sus sueños, pues con trabajo y esfuerzo podremos alcanzar las metas, de la mano de Dios”.