DIARIO DEL HUILA, TENDENCIA
Este orden de insectos abarca unas 6.000 especies e incluye el grupo de las libélulas (cuyo nombre científico es anisóptero) y el de los muy parecidos y popularmente llamados caballitos del diablo (zigópteros).
Los paisajes de los países africanos insulares de Madagascar, Comoras y Seychelles, así como las Islas Mascareñas (que incluyen la República de Mauricio), en el océano Índico, esconden más de 200 especies de libélulas y otros insectos parecidos endémicos de la zona, que ven ahora su hábitat amenazado.
En el nuevo libro «Libellules et demoiselles de Madagascar et des îles de l’ouest de l’océan Indien» («Libélulas y caballitos del diablo de Madagascar y de las islas del oeste del océano Índico»), dos biólogos, el neerlandés Klaas-Douwe B. Dijkstra y el sudafricano Callan Cohen, revelan la existencia de 227 especies de odonatos.
Este orden de insectos abarca unas 6.000 especies e incluye el grupo de las libélulas (cuyo nombre científico es anisóptero) y el de los muy parecidos y popularmente llamados caballitos del diablo (zigópteros).
En dos misiones sobre el terreno en 2014 y 2016, los autores observaron 191 especies de estos insectos en Madagascar y 36 en el resto de las islas que visitaron.
«El número real de especies (en Madagascar) probablemente sobrepase los 200, incluyendo tanto las endémicas y las que aún no se han descubierto como los colonizadores que vienen del continente africano», puntualiza el libro, publicado hace pocas semanas.
Especies únicas
Según la obra, al menos un 80 % de estas especies son endémicas de estos territorios debido al aislamiento geográfico que las ha llevado a evolucionar de manera independiente.
Es el caso, por ejemplo, de la libélula conocida con el nombre científico de Viridithemis viridula, descubierta en 1952 en el Parque Nacional de Namoroka (noroeste de Madagascar) y caracterizada por el intenso y eléctrico color verde de su cuerpo.
Se trata de un buen ejemplo de lo mucho que queda por descubrir de los odonatos en esta región, ya que no se obtuvo más información de esta especie hasta 2002, cuando se consiguieron tomar unas insólitas fotografías cerca de la ciudad de Morondava (costa oeste malgache).
Además, durante mucho tiempo los científicos pensaron que la Viridithemis viridula estaba en peligro de extinción al no observarse hasta 2007 un ejemplar macho, cuyo abdomen, la parte más alargada de su cuerpo, solo se vuelve rojo cuando maduran.
Frente a las especies de Asia y Europa, los odonatos malgaches presentan características más afrotropicales, parecidas a las de sus homólogos en tierras continentales.
Es el caso de las dos especies endémicas de Madagascar que pertenecen al género más amplio de Onychogomphus, con amplia presencia en Europa y Asia (hasta 40 especies), además de África.
Los Onychogomphus malgaches presentan sutiles diferencias respecto a las especies del norte que los acercan más a sus hermanos del continente africano: las marcas pálidas de color amarillo que manchan su abdomen negro cubren todo su cuerpo y no solo el extremo.
Otras particularidades de los odonatos de las islas son el gigantismo y que temen menos la presencia humana que las especies de otros continentes, señalan los expertos.
Lo cierto es, según el libro, que las primeras observaciones de estos insectos en la isla no tuvieron lugar hasta 1950 y, de las especies que se identificaron entonces, una cincuentena no se han vuelto a ver.
«La asociación Vahatra no dudó en editar este libro porque Madagascar carece lamentablemente de datos sobre los odonatos», dijo el pasado mes durante la presentación virtual de la obra Steve Goodman, coordinador de esta organización malgache que editó el volumen y fomenta el conocimiento de la biodiversidad de la isla.
Riesgo de perder sus hábitats
Muchas de estas especies corren ahora el riesgo de extinguirse antes incluso de ser descubiertas, bajo la amenaza de la desaparición de sus hábitats.
«Las libélulas son indicadores infalibles de la calidad del agua porque no se observan en lugares donde está contaminada», destacó durante la presentación del libro B. Dijkstra, uno de los autores.
Los odonatos, presentes en entornos de agua limpia y rica vegetación acuática, ven ahora amenazados sus hogares por la deforestación que sufre Madagascar desde hace décadas y que provoca desertificación, escasez de agua y degradación del suelo y la biodiversidad.
Aunque las cifras sobre la pérdida total varían, un estudio realizado en 2020 por el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible malgache apuntaba que, durante la última década, Madagascar perdió unas 90.000 hectáreas de bosque al año.