Diario del Huila

¡Llegó el Frutero!, ¿quién quiere comprar fruta?

Dic 17, 2021

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Diario del Huila, Crónica

Por: Hernán Guillermo Galindo M

Como en la canción de Oscar de León, Humberto Bata ofrece fruta fresca y sabrosa desde hace cuarenta años. Llegó al negocio aprendiendo de mayoristas en Ortega Tolima para luego trasladarse a Neiva en donde vive de la venta de frutas junto a su familia.

Humberto Bata, nació en Ibagué departamento del Tolima hace 61 años y llegó a Neiva hace 40 años. Su mayor actividad laboral ha girado siempre alrededor de las frutas.

Los recuerdos de la infancia son junto a su papá, Luis Carlos Prieto que estuvo vinculado las fuerzas militares y su señora madre Elvira Bata. No estudio sino hasta segundo de primaria y a los siete años se salió de la casa y se fue a vivir a Ortega en el departamento del Tolima.

Fue realmente en esa ciudad del norte del Tolima en donde aprendió lo relacionado con el cultivo, compra y venta de las frutas. Allí también conoció a su señora Flor Santa, Humberto tenía 21 años y ya llevan cuarenta años de casados.

Pasan otro tiempo en el Tolima y decide venir a Neiva por invitación de una tía, llegan a vivir en la Isla. Desde allí comienza su actividad en la capital del Huila. Ensayó una semana como trabajador de la construcción, pero le robaron lo de la semana de trabajo, cuenta y se ríe por el mal recuerdo. Así que tocó volver a lo que sabe que es el comercio de frutas y desde entonces hasta ahora se dedica a esa actividad.

En Neiva, aunque ocasionalmente, algunos clientes le piden dos y tres cajas de frutas, vende al menudeo en el negocio que lleva ya 18 años en la actual sede cerca de la estación del ferrocarril en la carrera 15, junto al semáforo. En Ortega alcanzó a ser cultivador y mayorista, enviaba frutas a Bogotá y Medellín, eran otros tiempos, comenta.

Lo del negocio le ha permitido ser independiente, solo trabaja con la familia, lleva muchos años y actualmente viven en el bajo Pedregal son tres los hijos que igual que doña Flor lo acompañan en el negocio. Todos trabajamos aquí, de esto vivimos y todos aportamos con el trabajo, sostiene.

Su esposa Flor con la que llevan cuarenta años lo acompaña en su trabajo.

Willington, Jason y Jorman, todos están en el negocio, ayudan a vender, a empacar a cuidar. Este es un negocio familiar que lleva ya casi 20 años vendiendo frutas junto al semáforo en la carrera 15 del barrio el Altico, diagonal a la estación del ferrocarril. “Ahí se hace para la sopita”, sostiene.

Las frutas más solicitadas son la mandarina, los limones, la naranja, por lo de la pandemia, la gente las pide mucho y como frutas exóticas que le piden dice que están la mandarina y la granadilla.

Para Humberto el aumento de consumo de frutas realmente no crece en gran proporción, aunque la gente tiene la idea de salud a través de las frutas, la situación económica limita a muchos la compra.

Dice que sí se puede vivir de lo que se hace, la clave está en saber comprar y saber vender, saber negociar y mucha disciplina y trabajo, adicional saber tratar al cliente

Se vende frutas al detal, pero hay gente que sí llevan dos y tres cajas de frutas para los negocios los que hacen jugos hay momentos en que ciertas rutas escasean el bananero y la mandarina qué son las más solicitadas lo mismo que el Zapote también el aguacate, la manzana y la pera que llegan por cosecha o sino toca comprarlos importados y se ponen muy costosos.

Han tenido que sortear momentos de dificultad como cuando les tocó cerrar durante la pandemia, fueron dos meses con el negocio cerrado, pero les tocó salir porque la situación económica ya no daba más para aguantar y tocaba salir para buscar la comida.

Ya se hizo vacunar, y después de los hijos ahora está vinculado a los nietos algunos de ellos también realmente toda la familia se ha vinculado al tema de la fruta todos nos hemos criado y hemos crecido alrededor de la fruta.

En Neiva también ensayó y alcanzo a ser cultivador de patilla, pero quien le arrendaba decidió cultivar solo y hasta ahí fue el proyecto de cultivar en tierras del Huila.

“Además, cultivar se puso muy difícil por los cambios del clima y los altos costos de los insumos agrícolas”, sostiene.

Este frutero se declara creyente en Dios, va a misa cunado el tiempo se lo permite y como mensaje a la gente dice que espera que el próximo año nos vaya bien a todos y podamos salir adelante.

“La clave está en trabajar con amor y dedicación como en el caso de él y su familia que trabajan siete, siete, de domingo a domingo, no se puede cerrar el negocio porque la fruta se daña”, concluye.

Así es este hombre que se considera feliz porque Dios lo tiene con salud así no tenga plata tiene trabajo y tiene su familia eso es mejor que tener plata.

Ofrece frutas frescas de la región y algunas importadas.

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