Diario del Huila

‘Mi proyecto de grado fue mi proyecto de vida’

Nov 20, 2021

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DIARIO DEL HUILA, MUY PERSONAL

Por: Rolando Monje Gómez

Fotografías: Archivo Personal

Sonia Gómez es reconocida por su trabajo artístico desde la danza, con su academia ha estado en los más importantes festivales y ha recorrido 23 países de América y Europa y aunque su empresa de danza arrancó como su proyecto de grado, se convirtió en su proyecto de vida, con el que aún sigue cumpliendo sueños.

“Cada vez que pasaba por el colegio La Presentación, siempre me decía ‘yo voy a trabajar aquí’, y tengo que conseguirme un local cerca para montar mi academia. En esa época trabajaba en cuanto colegio o institución educativa había como profesora de danzas. Hasta que en diciembre de 1999 me llamaron de La Presentación para una entrevista, porque querían que trabajara con ellos. Empecé al año siguiente y estuve seis años allí y al mismo tiempo logré conseguir un local en la esquina del colegio, en la calle Novena con carrera Séptima en un segundo piso, allí trasladé la academia que había iniciado unos años antes en un pequeño local. Las clases de danzas del colegio las dictaba ahí, como gancho para que las niñas se entusiasmaran”, así comenzó su historia Sonia Gómez, quien convirtió su proyecto de grado en Educación Física, en su proyecto de vida.

Sonia Juliana Gómez Villamizar, es una santandereana muy opita, nació en Bucaramanga, pero desde los ocho años su familia se trasladó a la ciudad de Neiva. Sus padres Martha Eugenia Villamizar Mutis, santandereana y José Ernesto Gómez Garcés, muy colombiano, nació en Sincelejo, se crio en Medellín y vivió en Neiva. Ella es la tercera de los cuatro hijos de la pareja. El mayor es Germán Augusto, luego Sergio Eduardo y Silvia Natalia, la menor.

Al llegar a Neiva, Sonia ingresó al colegio La Enseñanza, frente al Hospital, donde terminó su primaria y además hizo sus primeros pasos en lo que sería su vida y su pasión: la danza. Ya en bachillerato arrancó en el colegio ITRE, pero luego se fueron a vivir al barrio Santa Inés y por cercanía la matricularon en el Liceo Santa Librada.

“Siempre he sido muy hiperactiva para muchas cosas, soy enamorada de mover el cuerpo, del baile, desde que me acuerdo siempre lo he estado. Me ha encantado ser independiente, y ya para esa época hacía chocolatinas y las vendía en el liceo y en los colegios vecinos”, recuerda.

Estando en bachillerato siempre hizo parte del grupo de danzas del colegio, hasta que ya estando en décimo la invitaron a participar en la Compañía de Danzas Folclóricas de ‘Alfonso Vargas’, cuando Ketty Castillo se fue para Alemania, “mi profesor era Héctor Raúl Pulido, durante muchos años fui la bailarina principal”, comenta Sonia.

Ella afirma que la primera vez que se subió a un escenario fue en La Enseñanza, muy pequeña, pero a nivel profesional fue en el Coliseo ‘Álvaro Sánchez Silva’ durante las elecciones de las reinas del bambuco con la compañía de Alfonso Vargas.

Sonia en la academia acompañada de una parte de sus alumnos.

De la matemáticas a la danza

Confiesa Sonia Gómez que siempre ha sido una mujer muy independiente y cuando se graduó de bachillerato quería estudiar ingeniería de sistemas, pero solo pasó en la Universidad Surcolombiana donde su mamá la había inscrito en Matemáticas y Física, donde además fue monitora de danzas.

“Solo aguanté cuatro semestres, eso no era lo mío, me encantaba el deporte, la educación física, pero mi papá era reacio a esa carrera, pero aunque se opuso hoy de los cuatro hijos, tres nos dedicamos a profesiones relacionadas con esa disciplina”, indica.

Recuerda que les tocó muy duro para salir adelante, pues estudiando educación física arrancó su vida laboral, como secretaria en el Banco Cafetero, pero llegó un momento en que tuvo que renunciar porque estudiaba de día, un tiempo después luego volvió a trabajar pero ahora en la Caja Social de Ahorros, y gracias a una jefe que tuvo, renunció.

“Quería seguir la carrera bancaria y ejercí muchos de los cargos de la entidad, pero la gerente era muy difícil y gracias a ella renuncié. En ese momento ya estaba casada con el papá de mis dos hijos y le dije que quería renunciar y que mi idea era montar una academia de danzas profesional y llevarla a diferentes partes de Colombia y el mundo. A él le dio susto, pero me apoyó”, recuerda Sonia Gómez.

La academia la abrió con la liquidación del banco y unos ahorros, la sede era por la calle 12, cerca de la clínica Mediláser y a los dos meses le robaron el equipo de sonido. Abrió la Academia de Danzas de Sonia Gómez un 28 de junio de 1998. De aquí se trasladó a la esquina del colegio La Presentación, donde arrancó de lleno con su proyección profesional y comenzaron a llegar los reconocimientos.

“Empecé sola, aunque luego llegaron muchos maestros, yo hacía de todo, desde el aseo hasta enseñar, luego llegó mi mamá y todos cambio. Ella ha sido la gerente toda la vida. Así vio la luz mi proyecto de grado que fue crear en Neiva una empresa de danzas”, manifiesta.

Junto a sus padres y sus dos hijos.

Terca y perseverante

Hoy Sonia Gómez es reconocida por su academia, las dos son una sola, pues hablar de ella es hablar de danza, de movimiento. Ha sido un trabajo duro, pero con su tenacidad cada vez fue inyectándole reingeniería para ir corrigiendo los errores que se cometían y mejorar. “Ya llevo 23 años con esta labor, vivo de ella, me ha permitido conocer muchos países del mundo, 23 países de América y Europa y he estado con mi academia en los principales festivales de danza del país”.

No ha sido fácil, pero ella sido muy terca, perseverante, es su pasión y ha sido un proceso muy bonito que ya ha dado muchos frutos. “Cada día hemos tenido experiencias de vida muy bonitas para mis bailarines, muchachos de estratos sociales no muy altos, que los hemos ido encaminando por el buen camino. Muchos de los que fueron alumnos míos están en diferentes países del mundo viviendo de la danza”, afirma Sonia.

Ella es fanática del Ballet de Antioquia y el de Delia Zapata, era muy fiel a Sonia Osorio hasta que se dio cuenta que no respetaba la tradición. Su pieza preferida es el Sanjuanero Huilense, que según afirma es el baile en pareja más lindo de Colombia. Para Sonia Gómez la danza es su vida, “lo mejor que un ser humano puede hacer para estar bien, mantenerse en forma”.

Daniel Eduardo Escobar Reyes es su compañero de vida.

Nada ha sido fácil

Aunque su trabajo salta a la vista, el estar donde se encuentra hoy no ha sido un camino fácil ni ha estado libre de malos comentarios y envidias, pero ella asegura que todo eso lo ha utilizado para fortalecerse y hacer muchas cosas lindas, así a algunos no les guste. “Con mi trabajo le he callado la boca a muchos, este es mi proyecto de vida”, comenta.

Sonia Juliana Gómez se define como una mujer que es trabajo, una persona muy humana, que le encanta ayudar a los demás, que siempre he dado, sin esperar nada a cambio. Aunque ha hecho muchas cosas en su vida, aún tiene sueños y uno de ellos es montar una academia de danzas en otro país y aprender a bailar la Marinera norteña, del Perú, algo que siempre ha querido. Se sorprende que la reconozcan como una líder de la danza a nivel nacional, no se imagina ser tan conocida.

Sonia Gómez es madre de dos hijos: Daniel Felipe y Santiago Zúñiga Gómez, fruto de su matrimonio y hoy vive feliz con su pareja, Daniel Eduardo Escobar Reyes, con quien lleva seis meses de felicidad y ya están pensando seriamente en un proyecto a largo plazo.

Finalmente, Sonia dice que luego de mucho trabajar en su vida quisiera que la recordaran como una mujer emprendedora, batalladora, que nunca nada le quedó grande y que hizo de muchos jóvenes lo que son en la actualidad: personas de bien.

Sonia Juliana Gómez una persona muy humana, que le encanta ayudar a los demás.

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