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Neiva en medio de pandemia e inseguridad

Jul 29, 2021

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DIARIO DEL HUILA, COMUNIDAD

Por: Hernán Galindo  

Los neivanos están en pánico. Los continuos robos en la calle, casas y comercios, probados en redes sociales, comunidad exige más acciones.

Desesperados están los neivanos por la ola de inseguridad en la ciudad,  los atracos a cualquier hora de día y de noche, a personas en la calle, mujeres ingresando a la casa, o amigos compartiendo en un restaurante por parte de hombres armados con cascos que impiden identificarlos, y que luego huyen veloces en motos, son casos registrados en redes sociales que aumentan la percepción de miedo e indefensión de la comunidad.

Es evidente que en las recientes semanas ha aumentado el miedo, la zozobra, el temor por el peligro, no más salir de casa, llevar un bolso, cargar el portátil, utilizar el celular, lucir un adorno, moverse en una motocicleta o bicicleta o simplemente estacionar el carro afuera de la oficina o residencia, porque en cualquier momento puede ser víctima de un atraco, que puede costar la vida, como ya ha sucedido.

Análisis de la situación

Y es que, a pesar del anuncio de las autoridades, de las campañas contra el delito, de los retenes policiales, de las restricciones a la movilidad, del toque de queda, de los planes de choque de la Alcaldía, la ciudadanía siente que se está perdiendo la batalla contra la delincuencia, que los ladrones imponen su ley, que no hay quien los castigue, que la inseguridad ya es una pandemia, parece haber llegado el tiempo extremo de hacer justicia por mano propia, según afirman unos desesperados.

Y es que, según cifras oficiales, después de pasar por la cuarentena total el año pasado y tras los recientes paros sociales, con vandalismo, violencia y gente exigiendo ‘colaboración’ a los automovilistas, los hurtos están disparados.

“Con la reapertura progresiva de la ciudad y pese a que se mantienen restricciones, los robos empezaron a dispararse y no ayudaron las movilizaciones sociales, legítimas, pero detrás, en la tarde-noche, aparecen los delincuentes para hacer de las suyas casi que la impunidad”, afirma Ricardo Mosquera, comerciante del barrio Cándido.

Otros ciudadanos opinan que parte de la culpa de la inseguridad es precisamente la emergencia social y económica por el Covid-19.

“Muchas personas y familias se quedaron sin empleo, perdieron oportunidades laborales, se quedaron sin qué llevar a las casas y eso explotó a jóvenes delincuentes en busca de comida y subsistencia”, dijo Pedro Pérez, jubilado de una empresa oficial, de Garzón, a quien encontramos en el Parque Santander.

Otros tienen una visión distinta. Dicen que la crisis no es disculpa porque el país, la ciudad y sus habitantes siempre han tenido problemas, obstáculos y emergencias, sin que hubiera un estallido tan delicado de robos.

“Así como se cierran unas puertas se abren otras en oportunidades. No es excusa. Son delincuentes que quieren las cosas fáciles, y en el control no ayuda el déficit del pie de fuerza, autoridades que no los capturan y, cuando las pocas veces que lo hacen, se encuentran con una mala justicia, jueces ineficientes y corruptos” se queja el abogado Rigoberto Parra, y empieza contar de casos que conoce…

“La gente está cansada de no poder salir de sus casas por miedo a que le roben el celular o pertenencias valiosas que les pueden costar la vida. Se sienten inseguros y les da rabia saber que la policía detiene a los ladrones y a las horas o a los dos días los dejan libres”, agrega.

Libio López, comerciante, del microcentro, apunta que ¿cómo es posible que se necesiten un poco de trámites y exigencias para judicializar a una persona que comete un delito y fue capturada?

“La verdad, no se sabe si es más indignante verle la cara al ‘goloso’ escurridizo que nos acaba de robar o verle la cara a la incapacidad de las autoridades, a la fuerza pública y a la justicia de frenar esta realidad que nos tiene contra las cuerdas, en un desconsolador panorama de abusos y pavor”, resume.

Acción de la justicia

Otros se quejan de que no se volvieron a ver los retenes de tránsito y la policía, en cualquier sitio y hora, que servían para prevenir delitos. Sin embargo este medio comunicación confirmó que o es así, pues en el recorrido que se hizo pudimos encontrarnos con algunos retenes.

“O dígame usted si los ve trabajando. La Alcaldía y la fuerza pública acaban de hacer anuncios contra la delincuencia. Vaya usted a saber los resultados, cuántas capturas efectivas hay, cuántos rufianes son enviados a la cárcel y, lo más importante, cuántos días duran los operativos”, dijo Manuel Galíndez.

“Somos la ciudad capital del Huila y venimos retrocediendo desde tiempo atrás, incluso anterior a la llegada del coronavirus”, enfatiza el estudiante de comunicación de la UNIMINUTO.

Y destaca que Neiva tiene más de 500 mil habitantes, con un área muy grande por cuidar.

“Creo que hay que hacer unas requisas en sitios estratégicos, donde se sabe actúan los ‘choros’. Hace falta el pie de fuerza, se requiere mayor investigación criminal, debe existir por parte de la Sijín y la Dijín personal civil para poder permear e identificar a los criminales, hay que volver a las recompensas, a la identificación por cámaras”.

“Y hay que trabajar de la mano con la ciudadanía. La comunidad tiene que colaborar y denunciar. Si supo o vio un delito o si fue la propia víctima, pese a la dificultad que encuentren para tener acceso a la justicia”, señala Ferney Campos, ex policía.

“Siempre he dicho que debe trabajarse de manera articulada con las diferentes autoridades para mejorar los canales de atención a la ciudadanía para recepcionar prontamente sus denuncias. Solamente así guardaremos a los delincuentes”, aseguró.

Justicia propia

Y finalmente, está otra gran preocupación. La que ante la inseguridad desbordada, la descomposición social y la aparente falta de acciones y resultados, la comunidad tome justicia por propia mano, con todos los excesos e ilegalidad que significa.

“Limpieza total”. “Bala a esos malnacidos”. “Duro con ellos, como sea”. “Lástima que no haya pena de muerte, porque yo sí la aplico”. Son algunos de los comentarios que se lee en redes sociales, tras la ocurrencia de un asalto.

Pero están los argumentos legítimos: la fuerza bruta y la ira popular que se escuda en la legítima defensa del ciudadano que es víctima de un atraco, nunca será el camino.

“Tenemos que colaborar todos los ciudadanos y pedirle a nuestros policías, autoridades, jueces y fiscales que sean más rigurosos en la aplicación de la ley para superar esta dificultad”, concluye el abogado penalista Pedro Reyes.

Neiva en medio de pandemia e inseguridad

Las autoridades realizan operativos en establecimientos nocturnos.

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