Diario del Huila, Crónica
Por: Hernán Guillermo Galindo
María Elena Hurtado ha sido gobernadora, madre comunitaria y representante de su raza. Contó su historia a Diario del Huila.
María Elena Hurtado viene del resguardo indígena Nuevo Amanecer, de La Argentina, Huila, perteneciente al pueblo misak.
“Cada familia posee un telar que es usado por la mujer para elaborar muchas de sus prendas de vestir, así como teje las mochilas usadas por los dos géneros”, cuenta la mujer, nacida en Silvia, Cauca, hace 44 años, que llegó, por falta de territorio, desplazada al Huila.
Es hija única, de madre soltera, con la pena de que a los 15 años quedó huérfana, por lo debió asumir el control de su vida con todas las responsabilidades que conlleva en sustento y de luchar para salir adelante y progresar, comenta, pensativa.
“Mi madre murió y me quedé sola. Me tocó terminar el bachillerato por mi cuenta, pero me quedé con las ganas de estudiar más, quería aprender, saber más, prepararme, pero la falta de recursos y el tener que defenderme sola me cambiaron el rumbo, no había quien me ayudara”, relata con tristeza en los ojos.
Con la comunidad aprendió mucho, se formó, creció y salió adelante. Muestra de ello es que ha sido líder comunitaria, fue gobernadora en el 2005 y ha sido docente en el resguardo durante 3 años.
La mujer indígena, de cuya raza se siente orgullosa, de pequeña estatura, está muy segura de su misión dentro de la comunidad.
Continúa su historia de vida: “Fui madre comunitaria por dos años y en 2011 representé a nivel nacional como mujer indígena del pueblo misak, al territorio y al Huila”.
El tejido ancestral
María Elena se dedica ahora al tejido ancestral que aprendió de sus abuelos y de su madre, desde muy pequeña. Desde los diez años es artesana.
“A los 15 años me independicé al quedar huérfana. Desde entonces mantengo viva la tradición que enseño a las nuevas generaciones. Comparto con los niños de la escuela, con jóvenes, con las señoras y los señores mi experiencia del tejido”, dice.
Y es que se dice que el tejido es un vehículo de la memoria indígena en el cual las mamás Misak tejen estrategias de transmisión de saberes a las nuevas generaciones, le comentamos.
Y responde que es realidad es un tejido ancestral. “Una historia muy bonita, como legado, como huella que nos dejaron los ancestros, nosotros a través de los tejidos mantenemos viva nuestra cosmovisión”, asegura María Helena.
Y agrega que gracias a los abuelos no hemos perdido la identidad en el vestido que realizamos las mujeres, no hemos perdido el idioma.
“En los tejidos escribimos y contamos la historia que trasmitimos a la juventud a la que invitamos a que se apropien de lo suyo, de lo nuestro”, siempre les digo.
Uno de los ejemplos en un tejido de un bolso ancestral en lana de oveja con diferentes diseños. “El diseño en espiral significa la cosmovisión del pueblo misak, de dónde venimos y para dónde vamos”, relata.
Otro ejemplo es el chumbe, una especie de cinto que llevan las mujeres en su vestimenta y significa la matriz, la maternidad.
“De ahí nace la unidad, la educación, la armonía, el equilibrio de vivir bien, de vivir como buenos y sanos en nuestro territorio con nuestra madre tierra”, agrega.
Helena tiene un apoyo permanente en su esposo, Carlos Tumbe, que es un líder reconocido a nivel departamental y en el país.
“Le estoy agradecida porque me ha formado, me ha colaborado. Nos hemos entendido y apoyado en todo. Por eso le digo a la comunidad que, si se quiere salir adelante, progresar y realizar los proyectos es fundamental el apoyo como pareja. Esto se transmite a los hijos y así crece la comunidad”, afirma.
Su vida la comparte con su esposo, sus tres hijas y su nieta que es la que la acompaña a tejer y así ellas van aprendiendo y mantendrán la tradición del tejido Misak.
A manera de reflexión dice que “debemos cuidar la naturaleza. A veces la gente, la humanidad somos dañinos, depredadores y después la madre naturaleza se enoja y nos destruye. Entonces nos preguntamos por qué nos está pasando esto o aquello, como ahora, con esta enfermedad de la pandemia que no está azotando, que ataca a todo el mundo”.
Reclamo ancestral
María Helena está agradecida con quién le apoya comprando sus tejidos y pide acabar con la discriminación.
“Hay todavía mucha gente que en pleno siglo 21 sigue discriminando, que esos indios, que los pedigüeños y otros adjetivos hacia nosotros y nuestra gente que hace mucho daño”, sostiene.
Dice que no le están pidiendo nada a la gente o al gobierno, solo reclamamos sus derechos, de sus pueblos que ya estaban aquí cuando llegaron los españoles.
“Reclamamos unos derechos que tenemos de manera ancestral. Nos sentimos orgullosos de lo que tenemos, de lo que somos y solo queremos que nos devuelva lo nuestro. La discriminación y la vanidad no llevan a ninguna parte. Debemos ser sociables y ser capaces de vivir como familia, como sociedad, para convivir en paz, que al final es lo que todos deseamos”, concluye.