Diario del Huila, Crónica
Por: Hernán Guillermo Galindo M
Ricardo Malagón es un hombre de 57 años que ha dedicado prácticamente toda su vida al oficio de plomero, labor que aprendió de su padre que trabajo durante muchos años como empleado de las Empresas Públicas de Neiva. Sobre su oficio y cómo es un día en su labor le contó a Diario del Huila.
El fontanero o plomero es la persona que tiene por oficio colocar, conservar y reparar las conducciones de agua e instalaciones sanitarias que regulan, canalizan y distribuyen el agua en una edificación.
Ricardo Malagón es uno de los cerca de veinte plomeros que como él todos los días ofrecen sus servicios frente a la sede de las Empresas Públicas en la carrera 6 con calle 6 en el centro de Neiva.
Su vestimenta delata el oficio al que se dedica, porta un morral en el que lleva las herramientas necesarias para su trabajo que va desde el cambio de una llave hasta la intervención de toda la red de distribución de agua o alcantarillado de una vivienda.
No pueden faltar entre otras; la chupa. La más conocida, tiene un mango de madera y una ventosa de goma, la llave inglesa, la cinta de Teflón, llave Stillson o Llave Grifa, pinza Pico de Loro, Sierra, Cortatubo y Taladro.
“Nosotros trabajamos como plomeros de manera independiente, son entre 30 y 40 años en este oficio, que aprendí de mi papá, Arturo Malagón, mirando cómo hacia las reparaciones él que trabajaba aquí en la empresa, arreglamos desde una llave o cualquier daño que se presente en la parte interna de una casa”, dice.
“Nosotros no dependemos de la empresa, la gente viene, nos busca y dependiendo del tipo de daño llegamos a un acuerdo para el arreglo que necesite. Por ejemplo, si es cambiar una llave le cobro $20 mil o $30 mil pesos, dependiendo el daño y el tipo de llave. Así mismo el costo puede pasar del Millón si toca romper en la calle la acometida y cambiar toda la tubería en la casa, por ejemplo, todo depende del daño y el trabajo que toque hacer” agrega.
Ricardo, recuerda que antes de trabajar como plomero, era albañil en los Comuneros, “me va mejor en esto porque yo trabajo independiente y así mismo gano. Uno no depende de una empresa, claro que sería lo ideal, pero como el argumento es que no hay recursos para contratarnos, nos toca así en la informalidad”, argumenta.
Trabaja en sociedad con su hermano Nelson, menor que él, que, si se ha acreditado en el Sena, como les obliga hoy la ley. Aunque la empresa tiene personal de planta que hace la misma labor que ellos, la gente los prefiere, “porque necesitan solución es ya, mientras que por la empresa mientras hacen la solicitud y se cumple el trámite, sigue el daño que no da espera, por ejemplo, cuando se daña o se roban un contador la solución tiene que ser inmediata”, cuenta.
Todos los días llega desde las seis de la mañana y se va a las seis de la tarde esperando un cliente que lo contrate, cuando le va bien puede hacer hasta $200 Mil pesos, como hay días en los que se va en blanco. Eso depende de la cantidad de trabajo que salga.
Ricardo Malagón que vive por los lados de Ventilador, estudió hasta primero de bachillerato y luego se dedicó a trabajar para sacar los hijos adelante. “Vivo en una casita ahí a medio construir, me gustaría que me ayudaran con materiales para arreglarla y los hijos ya terminaron bachillerato y ahí están en la casa haciendo nada porque no hay cómo pagarles universidad”, se queja.
Sobre pensar en estudiar una carrera profesional dice que en los tiempos de niñez y de juventud, era un imposible, ya que fueron catorce hermanos. “Yo creo que ya me moriré en este oficio porque la verdad no hay otra cosa para hacer y a la edad que tengo a uno no le ofrecen un trabajo en una empresa de manera formal”, reflexiona.
En una oportunidad los veinte que laboran anexos a las Empresas Públicas, intentaron asociarse y constituirse en una cooperativa para trabajar con garantías, pero fue imposible, la falta de recursos y al no ser unidos dio al traste con la iniciativa.
Como en toda labor existen quienes trabajan dentro de un respeto, pero, “no deja de faltar el envidioso, que incluso cuando los van a preguntar dicen que ya no trabajan en eso o que está lejos haciendo un trabajo, e incluso que se murió, para quedarse con el cliente”, indica.
Todos los días se encomienda a Dios, “es el que nos da tanto el trabajo como la fuerza para poder trabajar”, sostiene este hombre sencillo que en sus ratos libre ve televisión o aprovecha para ir a nadar, algo que le gusta. Finalmente, dice que para cualquier trabajo de plomería los pueden contactar tanto a él como a su hermano en los celulares; 3118723489 o 3135768323. Ricardo Malagón o Nelson Malagón.
