DIARIO DEL HUILA, MUY PERSONAL
Por: Rolando Monje Gómez
Fotografías: Suministradas
María Mónica Amaya es una opita que trabaja en el Musée des Beaux-Arts de Rennes, donde se encarga de diseñar la programación de los eventos culturales del museo. Aunque es muy joven, le apasiona su trabajo, pero quisiera algún día volver a Neiva y poder aplicar todo su conocimiento en la cultura de la región. Para ella Neiva es mucho más que San Pedro. Ella es nuestra invitada para hoy, Muy Personal.
María Mónica Amaya Lasso nació hace veinticuatro años en la Clínica Central de Especialistas de Neiva, cuando su madre Gilma Patricia Lasso Medina estaba terminando su carrera de ingeniería de sistemas en la Universidad Antonio Nariño. Su papá es José Agustín Amaya y sus hermanos Juan Diego y Camilo. Con quienes siempre comparten muchas vacaciones y cumpleaños juntos.
Estudió la primaria en el Colegio La Presentación de Neiva, hasta grado cuarto y luego pasó al Colegio Claretiano. “Cuando mi mamá se fue a trabajar a Bogotá estudié en un colegio el Gimnasio Fidel Cano en Modelia, pero finalmente terminé mi bachillerato en Neiva en el Colegio Cooperativo Campestre, donde obtuve el mejor puntaje Icfes de la promoción 2014”, comenta.
“Cuando estaba pequeña vivía en casa de sus abuelos con su mamá, su abuela Omaira Medina de Lasso, tías y primos. Entre los 16 y 17 años vivió un tiempo con sus tías Lina Lucía Lasso Medina y Magda Mónica Lasso y sus primos Juan Miguel Barrera y Samuel David Quevedo, en el norte de Neiva, por Balcones de la Riviera y Las Mercedes”, dice.
Cuando terminó el bachillerato no sabía qué estudiar y por el buen Icfes que había logrado le ofrecieron media beca en la Universidad Distrital. Pero no quería estudiar ingeniería, por lo que se puso a estudiar un curso de inglés en la misma institución en Bogotá.
“El esposo de mi mamá, Daniel Pinzón Riaño y mis hermanas Sharon Forero y Lina María Pinzón son las personas con quienes más comparto, cada vez que puedo regresar a Colombia” y es que María Mónica vive hoy en Francia, donde trabaja en el Musée des Beaux-Arts de Rennes, donde desarrolla una importante labor cultural.
¿Cómo termina en Francia?
En esa época (mayo de 2015) me llamó mi tía Lucero Lasso Medina – Bioteau, hermana de mi mamá, que es profesora de español en un liceo francés en Nantes, Francia. Me dijo que si no sabía qué estudiar aún podía venirme a Francia y aprender francés, porque si quería estudiar derecho, que era lo que quería en algún momento, debería saber un poco de francés. Así que postulé a l’Université de Nantes y me aceptaron. Ahí aprendí francés durante dos años y pasé el DELF, un diploma internacional que certifica el nivel en francés.
Cuando obtuve el certificado en francés me presenté a l’Université de Rennes 2 para estudiar literatura y letras modernas, pero rápido me di cuenta que no era lo mío y me cambié. Así que me aceptaron en ciencias de la información y comunicación (SIC).
¿Es difícil para un emigrante vivir en Francia?
Sí. Los primeros años fueron muy difíciles. Sobre todo porque cuando me fui de Colombia tenía 18 años, viajé sola y nunca había salido del país. Tenía el apoyo de mis papás pero muy rápido me di cuenta que tenía que ponerme a trabajar, lo más pronto posible. Mi primer trabajo fue en un hotel en Nantes, (OKKO Hotel Nantes Château). Ahí tenía que ser mesera y lavar platos. Después trabajé en una bodega de verduras lavando zanahorias en pleno invierno, esa fue la primera vez que vi que no era fácil, porque la mayoría que trabajamos ahí éramos extranjeros. Trabajé en una panadería de cajera y en una crepería de mesera hasta el año pasado. Estudiar acá, así sea la universidad pública, y no trabajar al mismo tiempo es casi un lujo que muy pocos se dan. Ni siquiera mis compañeros franceses.
Aunque al principio me rodeé de muchos colombianos porque todos estábamos en la misma situación, lejos y sin hablar el idioma, creo que tuve la gran ventaja de tener a mi tía Lucero conmigo, quien siempre me guío en cómo hacer las cosas y los trámites que son tan complicados a veces. Yo creo que quien de verdad se enfrentó al mundo y me abrió un poco el camino fue ella. Siempre me explicó qué hay que ayudar a los demás colombianos y mostrarles cómo funciona el sistema universitario francés, que es tan diferente de lo que conocemos en Colombia y puede llegar a ser muy duro.
Entendí rápidamente que tenía que hacer amigos franceses, también me explicaron cómo funcionaba la universidad pública y las famosas disertaciones francesas. Tuve suerte de encontrar amigos que siempre me inspiraron a seguir mejorando académicamente, como mi mejor amiga Myriam Benzaira, una francesa que trabaja actualmente en la Agence Nationale de l’habitat en Paris.
¿De qué forma llega a trabajar en el museo?
Mi tía lucero me aconsejó buscar una maestría en alternancia, trabajar para una empresa o entidad y al mismo tiempo hacer la maestría. Myriam, mi amiga, me dijo que ella pensaba hacer lo mismo, así que me aconsejó inscribirme a Linked in. Yo ya tenía una primera experiencia profesional, siendo la encargada de comunicación de un festival en línea de un grupo francés los Hawaiian Pistoleros. Les elaboré todo el plan de comunicación para un festival qué pasó por radio y televisión francesa. Los videos que les edité fueron publicados en la prensa francesa, en el periódico Ouest France.
Todo eso me ayudó mucho en mi aplicación para el trabajo en alternancia en el museo, aparte del hecho de hablar español, inglés y francés, y haberme especializado en organización y concepción de proyectos culturales. Me gradué con buenas notas y una mención en mi carrera también eso puede ayudar.
En fin, mandé mi hoja de vida al museo y me llamaron para una entrevista, y a los dos días me pidieron que volviera, donde me dijeron en persona que me querían contratar y casi lloro en frente de los que son actualmente mis colegas de trabajo.
¿Qué tan importante es el lugar donde trabaja, tiene alguna relación con Colombia?
Lamentablemente llevo muy poco tiempo en el museo y la programación cultural, de lo que me encargo, siempre tiene que tener una conexión con las exposiciones en el museo, que llevan programadas desde hace años, entonces no puedo tan fácilmente ligarlos a Colombia, pero tengo una página de Facebook llamada “colombianos en Rennes”, con más de 800 personas inscritas, donde comparto informaciones de eventos.
El lugar donde trabajo es el Musée des Beaux-Arts de Rennes. Se puede comparar al Louvre en París, solo que queda en una ciudad a una hora de allí, se llama Rennes, la capital de la región de la Bretaña francesa. Dependemos mucho a veces del Louvre y tenemos que trabajar con ellos todo el tiempo, porque son los que de alguna manera organizan las exposiciones más importantes que suceden en el resto del país.
¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
Mi trabajo como tal consiste en programar los eventos culturales del museo: conciertos, performances, obras de teatro, espectáculos de baile, etc. Lo que más me gusta de mi trabajo es poder ponerme en contacto con diferentes festivales y conocer las diversas posibilidades de eventos en el museo. Últimamente hemos trabajado con el festival de música Los Transmusicales, un festival en Rennes que ha visto pasar artistas como Nirvana, Prince, Stromae, entre otros.
Poder estar en contacto con las personas que organizan ese tipo de festivales me parece muy interesante y me motiva a seguir trabajando en lo que más me gusta: compartir y crear eventos culturales para que la gente descubra nuevas cosas. También trabajamos con festivales de cine como el Festival T.
¿Qué proyectos tiene para su futuro?
Los proyectos son muy inciertos. La verdad nunca he planeado mi futuro. Así como me vine a vivir a Francia por un consejo de mi tía, luego continué mis estudios acá y luego postulé al museo, la verdad no me gusta jugar a controlar el destino, ni obligarme a tener que seguir mi vida de alguna manera. Solo sé que en mi futuro estaré haciendo algo que me apasione y en lo que me sienta útil para los demás. En estos momentos me siento así, pero sé que no me veo toda la vida en el mundo de los museos. Tal vez en el mundo de los festivales. Pero bueno, lo único cierto es que siempre intento que mi curiosidad y ganas de aprender nunca se me vayan. Al menos no del todo.
¿Piensa radicarse en Francia o volver a Colombia y al Huila?
Por el momento llevo ya seis años en Francia. Llegué con 18 años y tengo 24. La verdad se me ha pasado todo muy rápido y no me he tomado el tiempo de decidir dónde quiero pasar el resto de mi vida, pero en algún momento tendré que regresar a Neiva y aportar algo, así sea pequeño, al mundo de la cultura en mi ciudad natal.
Neiva tiene muchísimo potencial y riqueza cultural y se me hace muy triste que las personas allí, como en Colombia en general, siempre tengamos en mente que “esto es un pueblo” como si fuera algo despectivo, como si Neiva fuera menos ciudad que las del resto del mundo. Neiva es 2 o 3 veces más grande que Rennes, una ciudad con dos líneas de metro, más de cinco museos y no sé cuántos más espacios culturales. Siento que Neiva podría ser mucho más que las fiestas de San Pedro.
¿Cuándo no está trabajando a qué se dedica?
Me gusta mucho salir a conocer lugares nuevos, bares y cafés feministas en Rennes o en París, ir a manifestaciones sobre temas que me importan mucho como la inmigración, el feminismo y los derechos Lgbtqr+.
La última manifestación a la que fui fue à Nous Toutes en París, contra la violencia hacia la mujer. Antes de eso estuve evidentemente manifestando en apoyo a las manifestaciones en Colombia. Estuve en las de Nantes y Rennes. Logramos sacar un artículo en el Ouest France, que es el periódico más leído en Francia.
También me gusta leer, cocinar y jugar video juegos con mis amigos y mi novio. En un tiempo organicé ventas de ropa y accesorios usados con unas amigas en mi casa.