DIARIO DEL HUILA, CRÓNICA
Por: Hernán Galindo
Está en marcha la recolección de la primera cosecha del año para la zona noroccidental y zona norte del departamento. Según Ricardo López caficultor de la zona norte, miembro de dignidad cafetera, el clima no ha ayudado mucho este año los precios del café siguen al alza y estables, pero también han subido los insumos.
“El clima es lo que más ha dificultado ese año la recolección de la cosecha que empieza. Hay recolectores que se pueden ganar perfectamente $200.000 pesos diarios en una semana un millón, $4000000 como salario mensual durante 2 meses y medio más o menos o tres meses, dice.
Eso depende también a la fuerza que tenga lo madrugador que sea y lo gastador que sea, hay gente que tiene adicciones a las drogas, al alcohol, al juego y asimismo gasta”, comenta.
Mucha gente se queda para iniciar la siembra otro trabajo ya pagan se quedan como jornaleros, pero hacen la transición de tres meses hasta la otra cosecha qué es la más grande la del sur y centro del departamento.
José Perdomo es uno de esos recolectores cuyo trabajo consiste en coger de grano en grano la cosecha de lunes a sábado, desde las 6:00 de la mañana, cuando inicia la labor de un recolector de café, en épocas de cosecha.
Para la jornada diaria alista como herramientas más importantes; el canasto o un recipiente de plástico que ata a su cintura, y un costal de fique o de fibra sintética para depositar el grano cosechado. Lleva además el sombrero o la gorra para protegerse del sol, y un plástico por si acaso llueve.
“Coger café es buen negocio, En tiempos de cosecha sí. En esa época uno se puede poner un ingreso mensual de más de dos o tres millones de pesos, libre, es decir, incluyendo la alimentación.
Un recolector de alto nivel puede coger hasta 25 arrobas diarias, es decir, unos cinco bultos de grano en pepa. Eso significa que puede obtener un ingreso de más de medio millón de pesos semanales. Pero el promedio está alrededor de 15 0 20 arrobas diarios, es decir entre 100.000 y $200.000 al día, comenta.
“El trabajo consiste en recolectar a mano, pepa por pepa y árbol por árbol, el café maduro y echarlo en el canasto. Cuando este se llena, hay que descargarlo en un costal.
A cada trabajador se le asigna un surco, es decir, una hilera de árboles, y cuando finalice, debe tomar el surco siguiente que esté sin asignar”, agrega.
Para José que ya ha aprendido del negocio existen tres clases de recolectores: “Los de más de 40 años que son disciplinados y piensan en su familia. Trabajan para el sustento de los suyos, son los que ahorran en esta época de cosecha dos o tres millones de pesos para los tiempos de las vacas flacas, dice.
Un segundo recolector es el que está por los cuarenta años y que trabaja duro, como yo, pero tiene distracciones: muchos son adictos al alcohol o a las sustancias sicoactivas. Esos son los problemáticos y que fácilmente al final se quedan sin cinco. Gracias a Dios no he caído en ningún vicio, sostiene
Y el tercer grupo es el de los jóvenes que comienzan en esto, pero que no saben si se van a quedar o no. Esos son los inestables que generan robos o problemas judiciales. A esos los marcan y no los vuelven a contratar”, concluye.
“Después de cada jornada hablamos de nuestras propias historias, de la familia, de la novia, la esposa, los hijos, de nuestros planes y hasta del país. Algunos viven bien informados, les gusta escuchar los noticieros de radio y televisión, relata.
Cuando termina la cosecha nos toca dedicarnos a desmalezar los cafetales, abonar, soquear, renovar cultivos, platear, cortar plátano, arreglar cercas, rosar potreros o realizar cualquier otra actividad en el campo, incluso ordeñar, así hasta la siguiente cosecha”, argumenta.
“En los ratos libres que son pocos, muchos como yo nos dedicamos a descansar, otros practican algún deporte y los desordenados que le comento se van a beber o a buscar líos en lugares de diversión.
En esta época no se descansa sino el domingo, es decir que trabajamos los lunes festivos y las fiestas patrias como el 20 de julio y el 7 de agosto si caen entre semana”, agrega.
Sobre la dormida comenta: “En las fincas grandes se adecuan campamentos para la dormida de los trabajadores y otros duermen en sus casas. Estos son los de la región que vive cerca al lugar de trabajo. Cada quien se adapta a las condiciones de acuerdo a sus necesidades, cuenta.
En el caso de la alimentación, eso se decide a la hora del contrato. El patrón y el trabajador deciden si incluye o no alimentación, y de esa manera se pacta el salario.
Así pasamos la vida los recolectores de café concluye, José que está por irse a Teruel en el occidente del departamento en donde comienza la cosecha.