Diario del Huila, Crónica
Por: Juan Manuel Macías Medina
Belén Perdomo, lleva 30 años viviendo gracias a dos trasplantes de riñón, el primero de ellos, cuando tenía 20 años, y los otros, 15 años después luego de que su organismo rechazara el órgano que donó su mamá. Era universitaria y llevaba una vida normal, sin embargo, una insuficiencia renal le cambió los planes.
“Yo me enfermé cuando era muy joven, a los 20 años, me diagnosticaron una insuficiencia renal crónica. Es una enfermedad que es congénita, es traicionera porque fácilmente se puede confundir con una gripa, dan náuseas, dolor de cabeza, fiebre, la tensión se dispara y otras cosas”, manifestó.
Lograr identificar lo que causaba molestias en su organismo fue todo un reto para los médicos, a los cuales frecuentó durante largos periodos de tiempo para determinar la causa de sus dolores. Eso sí, Belén jamás se imaginó que los riñones le fueran a ‘sacar la mano’.
“Yo duré más o menos un año visitando médicos pero no lograron saber qué era lo que tenía, cuando ya me descubrieron, pues los riñones ya estaban atrofiados. Luego de eso me realizaron hemodiálisis y terapias de diálisis peritoneal, estas terapias son muy difíciles porque uno dura cuatro horas pegada a una máquina”, agregó.
Trasplante de riñón fue la mejor alternativa que encontraron los galenos para que Belén llevara una vida lo más normal posible, su familia no la abandonó, por lo que iniciaron trámites para realizar el procedimiento lo más rápido posible.
“Luego de más o menos un año de diálisis se decidió que me tenían que hacer un trasplante, por eso le comenzaron a hacer exámenes a mis hermanos y a mi mamá para determinar quién era más compatible. Mi mamá resultó ser la más compatible de todos, entonces en el año 1994 se hizo el procedimiento, mi mamá vive con un solo riñón”, señaló.
Pero no todo fue color rosa, 15 años después, su organismo rechazó el riñón que le había donado su mamá, lo que la hizo regresar a la tragedia de las diálisis y los hospitales, sitios que no frecuentaba constantemente desde sus 20 años.
“A los 15 años de haber realizado el trasplante, hice rechazo del órgano y éste se perdió, no se pudo hacer nada y me tocó volver a diálisis, uno toma medicamentos inmunosupresores precisamente para bajar las defensas y que esto no suceda, pero en este caso fue así, me tocó volver a diálisis a esperar un nuevo trasplante, a los tres años de estar en diálisis me lo pudieron hacer y ya voy a cumplir 10 años con este riñoncito”, contó.
Belén no se cambia por nadie, disfruta de su nuevo riñón, y valora el hecho de que una persona que no la conoció, le haya brindado una nueva oportunidad de vida.
“Con el trasplante el cambio es impresionante, se mejora la calidad de vida en todos los aspectos, el físico cambia notablemente, se evitan esas recaídas que generan las diálisis. Lo único que las personas que han recibido trasplante tienen que hacer, es tomar medicamentos inmunosupresores de por vida, pero es mucho mejor que estar sometido a ir tres veces por semana a un hospital a diálisis. No es permitido que nosotros sepamos quien fue la persona que hizo la donación del órgano, yo lo único que sé de esa persona es que era joven y que desafortunadamente sufrió un accidente en moto, de resto no se más”, resaltó.
“No hay cultura de donar”
Marta Vega, enfermera jefe especializada en nefrología y miembro de la Fundación Renal y de Trasplantes, manifestó que la conmemoración del Día Surcolombiano de la Donación de Órganos y Tejidos, se realiza con el fin de enaltecer y reconocer la labor de las personas que, en algún momento de su vida, desearon donar un órgano.
“El 14 de abril de cada año por ordenanza 010 de la Asamblea del Huila, se decretó la celebración del Día Surcolombiano de la Donación de Órganos y Tejidos del cuerpo humano. Usualmente cada 14 de abril hacemos honor a la donación, a ese acto altruista de las familias que han donado en el departamento, sin donantes no hay trasplantes”, dijo la enfermera.
La trabajadora de la salud, recalcó que en el departamento del Huila no hay cultura de la donación, esto, según ella, se debe a los mitos que han generado prácticas como el tráfico de órganos.
“El servicio de trasplantes en el departamento inició en el Huila en el 2004, actualmente las tasas de donación en el Huila son muy bajas, aunque hay que ver que no fue solo en el Huila sino en el país y diferentes partes del mundo. Esto depende de la falta de información que tienen las personas, por eso desde la Fundación se trabaja para acabar con la mitología que gira en torno al tema de los trasplantes”, enfatizó.
En Colombia por cada millón de habitantes, hay ocho donantes. Desde que se iniciaron los trasplantes en el departamento del Huila, 36 ha sido el número mayor de trasplantes realizados durante un año, en el 2019, se realizaron 29 trasplantes, desafortunadamente en el 2020 y 2021 por tema de pandemia, no se ha realizado ni un procedimiento de trasplante.
Vega informó que desde el 2017, las personas que no deseen donar, deben notificarlo por medio de un documento juramentado, pues de no hacerlo, la ley presumirá que es un paciente donante.
“La Ley 1805 del 2016, manifiesta que toda persona tiene la oportunidad de, en vida, elegir si quiere o no quiere ser donante, si se elige ser donante, se debe hacer un registro en el Instituto Nacional de Salud, si no quiere donar, se debe hacer una declaración juramentada y cargar los documentos. Las personas que no notifican en vida que no quieren ser donantes, la ley dice que se presume legalmente que son donantes. Desde la Fundación, queremos hacer una invitación a las personas para que se informen sobre la donación, conozcan la ley y tengan voluntad de donación”, concluyó la enfermera miembro de la Fundación Renal y de Trasplante en el departamento del Huila.