Todas las mañanas desde las cinco en el camellón de la 14, en pleno centro de Neiva, se ubica Arturo Perdomo a quien le dicen “el paisa iquireño”, por su acento paisa al hablar. Trae un puesto de venta de jugo de naranja adaptado a una carreta en la que están todos los elementos para la preparación; el exprimidor, los vasos y cada uno de los ingredientes. Vende además tinto y pandeyucas. Lleva 30 años en este oficio.
“Soy netamente iquireño, no niego para nada mi tierrita, nací en esa hermosa población, llevo 30 años vendiendo jugo de naranja, primero en la galería central, antes de que la demolieran, me fui para la satélite del norte, luego a Mercaneiva y ahora desde hace 4 años aquí en la catorce frente a la Eps, desde que la instalaron”, dijo.
Al recordar su tierra natal sostuvo; “los recuerdos son los mejores, es un pueblo muy hermoso, muy querido, allá nací y me crie. Mi papá que se llama Arturo Perdomo como yo tenía una finquita junto a mi mamá, Oliva Mórea, a Dios gracias los dos viven aún, él con 92 años y ella con 90, nos criaron a diez hermanos, cuatro hombres, seis mujeres, tengo como 37 sobrinos y ahí vamos”, agregó.
Arturo solo estudió hasta segundo de primaria, lo necesario para aprender a sumar, restar, multiplicar y dividir; con lo que se ha defendido en la vida. Primero trabajó en la rusa, en principio cuando se vino para Neiva, hace unos 38 años de los 67 que tiene de vida.
“Me vine a buscar otros rumbos y me casé, con Eva Polanco que me acompañó 25 años, soy viudo, ella murió hace tres años, me quedó una hija Lady Mariana que vive en San Vicente del Caguán”. relató.
Lo de las naranjas
“Primero en la galería central cargaba canastos, luego comencé a comprar puchos de naranja, fui aprendiendo del negocio y hasta que me dediqué de lleno a la venta de jugo de naranja. Ahí fueron unos cinco años, luego en la satélite unos ocho años, en Mercaneiva, estuve unos tres años, hasta que eso no sirvió, se fue poniendo pesado, hasta que se puso imposible para trabajar y me vine para el centro, por ahí me iba ubicando de lugar en lugar”, añadió.
El camellón de la catorce
Este ha sido un buen lugar, desde hace unos cuatro años o un poco más todas las mañanas, llega a las cinco para atender a su clientela que en buena parte son los empleados de la EPS, los pacientes o sus acompañantes.
“La clientela es muy buena, prácticamente las niñas que trabajan acá, son muy queridas y me compran, lo de la venta es relativa, a veces se vende más el jugo, en otras el tinto. La naranja se la trae una sobrina que trabaja en Mercaneiva, es la que lo surte”, continuó.
El costo del vaso de jugo es de $2.000 pesos, pero se debería vender a $2.500”, dijo, “porque la naranja está muy cara”. Cuando las ventas están buenas se venden unos 25 a 30 vasos de jugo y los cuatro “termaditos” de tinto.
Así transcurre la jornada de Arturo, ‘el paisa de Iquira’, que llega a las cinco de la mañana y se va a las once, todos los días de lunes a viernes, en algunas ocasiones abre los sábados de acuerdo a como estén las ventas.
Finalmente, reiteró que se siente super orgulloso de ser oriundo de la ciudad luz del Huila; Iquira, como también quiere mucho el barrio en el que vive, “el hermoso barrio las palmas”, sostuvo.
A la gente le envía un mensaje; “que trabajen, como hace uno, que no sean flojos, la plata está hecha solo hay que buscarla, no hay que ser uno mantenido”, concluyó, mientras atendía y despachaba un jugo de naranja y dos tintos a una cliente que se acercó a hacer su pedido.