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Ejemplo de transformación; de rehabilitado a Educador

Sep 10, 2022

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El poder transformador es una realidad muy cuestionada. Rubén Córdoba Campos, es el ejemplo de que las personas cambian y con apoyo logran continuar con sus vidas. Llegó hace más de dos décadas al programa Casa de Apoyo al Habitante de Calle de Neiva y luego de un proceso difícil, logró cambiar su rumbo y hoy es educador en este lugar.

DIARIO DEL HUILA, HISTORIA

Por: Johan Eduardo Rojas López

El programa Casa de Apoyo al Habitante de Calle de Neiva viene brindando segundas oportunidades a esta población que viene en aumento y son estigmatizados. Allí trabaja Rubén Córdoba Campos, quien llegó al lugar hace aproximadamente dos décadas para rehabilitarse y desde hace ocho años se convirtió en educador. Define la calle como ‘una selva de cemento dura’ y, por eso, ha pensado continuar en esa labor hasta que Dios se lo permita, pues no hay nadie mejor que él para asumir esa responsabilidad.

Asegura no arrepentirse de lo que ha hecho en la vida, sino analizar todo para no volver a cometer esos errores.

Diario del Huila, dialogó con él sobre su proceso y visión frente a una problemática que sigue vigente y divide opiniones. Rubén Córdoba Campos es oriundo de Neiva, más exactamente de la comuna 9, quien infortunadamente conoció las drogas aproximadamente a los 15 años. Desde ese momento, su vida cambió y la adicción lo llevó prácticamente a la calle. Por malas decisiones cambió el colchón de su casa, por los andenes sucios y fríos, dejó a un lado el amor de su familia por una droga que lo hundía cada día más.

“Conseguí amistades que no debí conseguir porque me llevaron a estar prácticamente en la calle, pero gracias a Dios logré cambiar mi vida. Ya estaba como para coger la calle, dormí un par de días en la calle, fuera de la casa. Donde yo vivía había pandillas, entonces uno por pertenecer a alguna y tener un estatus en el barrio, me pareció fácil entrar a ese mundo”, señaló el educador del programa Casa de Apoyo al Habitante de Calle

Su infancia estuvo marcada por el amor de sus padres y hermanos quienes siempre permanecieron unidos. Pese a ser una familia humilde lucharon incansablemente por salir adelante y entregarle a la patria personas de bien. Sin embargo, los planes parecían ser otros y es así como infortunadamente Rubén Córdoba Campos, cogió otro rumbo.

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Su familia, como pasa normalmente, fue la última en enterarse y aunque fue muy difícil, creyeron siempre que se trataba de un consumo momentáneo, pero eso no era así y cada vez el panorama se nublaba más. “Dure casi dos décadas consumiendo esa porquería de droga. Yo empecé a fumar desde los 15 y a los 22 ya estaba muy poseído por la droga”, dijo Córdoba Campos.

Su rehabilitación

Su vida ha tenido cambios abruptos que lo han forjado como persona. Inicialmente pasó de ser un niño juicioso, sin ningún tipo de problema, a convertirse en un consumidor sin control. Para su fortuna, hubo varias personas que conocían su proceso y se empecinaron en sacarlo de la oscuridad. Y así fue, el ex concejal Dolcey Andrade, uno de sus grandes amigos, lo llevó al programa Casa de Apoyo al Habitante de Calle, en donde nuevamente, su vida cambió. Según sus palabras el inicio fue ‘fregado’ porque su vida estaba mediada por los extremos, es decir, la constante era la libertad absoluta o la pérdida total de la misma.  

“Uno hace lo que quiera en la calle y tener que llegar a tener disciplina y empezar a tener horarios. Es fuerte el choque. Ahí duré un año en el proceso y me echaron porque en ese momento el hogar de habitantes de calle era mixto y me involucré con una de las mujeres de allí. Luego de que tuve que salir, estuve un año en la calle, otro en el barrio y ya hice muchas maldades y me canse de mi vida porque sobrevivía con lo que la gente me regalaba, entonces toque otra vez la puerta del programa”, manifestó Rubén.

Básicamente ese fue el detonante para entender lo que no quería para su vida, esas ‘maldades’ que no especifica, le hicieron entender que era el momento de parar porque soñaba con cambiar su proceso y en un futuro no muy lejano ser diferentes.  Actualmente, sigue en el contraste proceso de ser mejor cada día. Y es que este proceso es mucho más largo de lo que se cree, así lo indicó Rubén Córdoba Campos, quien añadió que, ingresar al mundo de las drogas resulta fácil, pero salir es muy difícil, lo que no significa que sea imposible.

Él conoce los sueños y dolores de cada uno de los rehabilitados que llegan allí.

El mejor ejemplo

Todo lo anterior, pese a que se resume en unas cuantas palabras, fue un proceso largo que se dio luego de darse cuenta que su familia e inclusive la misma sociedad le empezaron a cerrar las puertas. Después de su proceso de rehabilitación hace ocho años asumió su cargo como educador del programa dada su vivencia y cercanía con el tema. Claramente, al trasegar ese camino ahora logra entender a los nuevos muchachos que llegan. Él conoce los sueños y dolores de cada uno de los rehabilitados que llegan allí.

Admitió también que, “la idea siempre es que el educador haya vivido eso porque sabe la problemática, entiende a los muchachos y uno sabe manejarlos. Como educador me ha ido muy bien. Todos los días yo me reflejo en ellos, siempre me duele ver a muchachos que no logran resocializarse y yo no quiero volver a eso. Yo los aconsejo y los aliento para que muchos logren salir de ese mundo. Aunque todos quieren rehabilitarse por su contexto, yo invitó a pensar en ellos porque de ahí depende toda la voluntad de cambiar”.

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Pronto será padre

Fue tan grande el giro que dio su vida que hoy está dichoso a la espera de su primer primogénito que llegará a mediados de este mes. A pesar de que la mayoría del tiempo está en el programa, le dan algunas noches para compartir con su familia. “Mi compañera no puede estar aquí porque es un ambiente pesado. Yo me quedó con ellos, los acompaño, tengo mi habitación arriba y siempre les he dicho que el programa es voluntario. Aquí hay disciplina y nada de peleas. Entonces estoy todos los días con ellos, duermo aquí, pero algunas noches me dejan salir”, comentó.  

Sin embargo, aunque es dichoso, él más que nadie, sabe la realidad de la vida, por tanto, expresó que ese es un tema que hay que manejar. De acuerdo con Córdoba Campos, también será una etapa dura porque ya conoce todo lo que puede llegar a vivir una persona, “la experiencia hace al maestro y toca hablarle a mi hijo mucho de la vida, enfocada en esta parte oscura. Entonces la comunicación será fundamental”.  

Rubén define la calle como una ‘selva de cemento dura’ dado que, según él, eso es otro mundo diferente.

La carga constante

Una de las situaciones más complejas para los habitantes de calle es la estigmatización que sufren pues las personas no se ponen en los zapatos de los otros y critican sin saber el trasfondo de cada historia. De ahí la importancia de su labor que consiste en estar pendiente del programa, los muchachos, la comida, la disciplina, las donaciones, pero lo más importante, es que se convierte en un amigo que los escucha, entiende y apoya.

“Muchos de ellos han sido maltratados y cargan una cruz encima. Es una carga conocer los procesos de cada uno de ellos, siempre la gente viene con cargas muy tremendas, viene con historias de no creer. Yo los invitó a dejar las cargas a fuera y sobre todo les recuerdo la presencia de Dios porque es el único que nos ayuda”, aseguró el educador.

En la calle Córdoba Campos ha evidenciado circunstancias que lo han marcado. La prostitución, la droga, el hurto y la mafia, hacen parte de los ambientes que se viven en la calle. A raíz de esto, invitó a todos los padres de familia a que estén pendientes de sus hijos. “Ustedes como padres saben cómo se comportan sus hijos al salir a la calle, en la vida no todo se trata de marcas, sino entender a los hijos porque ellos muestran señales. Invitar a los papas de que estén con ellos apoyándolos pese a cualesquiera circunstancias. En la calle se encuentra todo lo malo que hay en el mundo. El trasfondo de eso es que el gobierno haga algo para acabar las ollas, algo casi imposible”, concluyó.

Finalmente, asegura no arrepentirse de lo que ha hecho en la vida, sino analizar todo para no volver a cometer esos errores. Aunque a veces teme por su vida dado que los procesos de rehabilitación son difíciles, la esperanza de dar segundas oportunidades lo mantiene en pie y allí siempre está en compañía de ‘Luis’ la mascota consentida del programa Casa de Apoyo al Habitante de Calle.

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