El abandono y maltrato animal, son algunas situaciones que preocupan a gran parte de la sociedad. Debido a esto, cada vez son más los ciudadanos que se solidarizan y buscan la manera de mitigar esta problemática que afecta a todo el país. Precisamente, bajo esa premisa nació ‘Ohana Peluchines’ una fundación legalmente constituida liderada por María José Navarro Martín.
DIARIO DEL HUILA, HISTORIA
Por: Johan Eduardo Rojas López
María José Navarro Martín estudiante de Ingeniería de Petróleos y Medicina Veterinaria y Zootecnia, viene desarrollando esta maratónica labor desde hace aproximadamente cinco años. Hoy con 25 años, recuerda este trabajo que, inició de forma indirecta y se convirtió en su vida entera. El rescate de animales abandonados no es una tarea fácil, sin embargo, la satisfacción que se genera al salvar una vida no tiene comparación.
Luego de su primer rescate, Navarro Martín, no ha parado y actualmente cuenta con 150 ‘peluditos’ entre perros y gatos. Esta iniciativa surgió hace 6 años tras el fallecimiento de su perro que había sido adoptado, desde allí empezó a inquietarse por los animales de la calle y ayudar a fundaciones y rescatistas. “Me empecé a involucrar más, el primer rescate que tuve fue un gato, después tuve una perrita que lastimosamente estaba en muy malas condiciones y desde allí empecé a involúcrame, conocí a don Jairo con su refugio y finalmente quise tener mi propia fundación y seguir rescatando en la mayor medida posible”, señaló la joven.
Aunque en palabras logra resumirse la historia, la realidad es que han sido años de angustia, tristeza, desesperación y mucha alegría, pues más que un proyecto, es un estilo de vida que quiso adoptar como su ‘lugar favorito’. Ella ha decidido cambiar sus outfits casuales y elegantes, por un overol verde, que la convierte en el ángel guardián de muchos seres vivos.
Dicen que los perros son el mejor amigo del hombre y los seres más agradecidos, y en efecto, más que un dicho es una realidad que se logra ratificar con el amor que esos 150 peludos le demuestran a quien los sacó de la miseria. La también influenciadora, no carece de amistades y tampoco de empatía, pues pese a tenerlo todo, lucha diariamente por encontrar en ellos algo que quizás le faltaba.
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Y más que rescatista, ella es la voz de quienes injustamente llegaron a las calles sin compasión. “Yo aprendí a lidiar con la emotividad y como sea me rebusco la plata y las cosas que necesitamos para que ellos estén bien. Eso me lo retribuyen diariamente pues son demasiado amorosos, juiciosos y entendidos, a mí me sorprende también porque yo digo en qué momento llegamos a esto”, explicó
Su trabajo en redes sociales, le han dado facilidad de exposición a tal punto de compartir los momentos más difíciles, pero también más emotivos de lo que es su vida, que prácticamente se resume en ‘Ohana Peluchines´. Su entrega ha sido total desde el día uno, sin embargo, dados sus compromisos académicos anteriormente se encargaba de la parte económica, pero durante la pandemia, empezó a realizar el trabajo físico que consiste en llevar agua, recoger popo, lavar las cantinas, vasijas, hacerles sopa, estar pendiente de las medicinas, conseguir los recursos económicos, organizar el refugio y en entregarle todo el amor a cada uno de sus hijos adoptivos como los llama.
“El amor no da plata”
Su labor inició de forma independiente, luego conoció el ‘Refiguro de don Jairo’, pero por varias dificultades que tuvieron tomó la decisión de independizarse, no obstante, todavía apoya de alguna manera al hombre con el que inició ese recorrido. Precisamente, en el momento se encuentra en un lote ubicado en la salida hacia El Caguán, donde don Jairo ha hecho sana posición porque él llevo mucho tiempo allí.
Estos han generado inconvenientes con quienes están encargados del lote y, por tanto, desea en algún momento encontrar un lugar más adecuado para esta labor. Antes de la pandemia tenía 60 animales y durante la pandemia, se registró un incremento de rescates porque hubo mucho abandono, llegando así a los 150 que tiene en la actualidad.
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La rescatista, expresó que, “pues como todos estábamos encerrados se veían más animales en la calle buscando comida y la gente reportando casos o venían y los dejaban abandonados aquí al frente. La verdad hace mucho no rescato caninos por llamado, quizás si yo los veo sí, pero es muy difícil porque ya son muchos y no tanto la parte económica, porque uno lucha para conseguirlo, pero el lugar no es muy grande y las condiciones no son muy favorables y no hemos podido conseguir otro lugar para trasladarnos”
Básicamente, en el momento les ha tocado acoplarse a lo que hay e intentar mantenerlos a ellos lo mejor posible. Además, tampoco ha vuelto a rescatar porque muchos de ellos ya llevan bastante tiempo allí y se han vuelto territoriales, por lo que se empiezan a volver agresivos y marcar territorio, es decir que, al perro nuevo que ven empiezan a hacerle cacería. “Entonces yo prefiero evitar tragedias y problemas y ya con los que están acá, yo creo que es más que suficiente porque es bastante trabajo tanto mental y físico. Es un desgaste bastante alto, yo lo hago con todo el amor del mundo, pero el amor no produce plata y no es sencillo”, agregó.
El papel de la emotividad
Lidiar con este tipo de situaciones diariamente es complejo, empero, María José ya aprendió a ser más consciente de la realidad y, por ende, sabe que si no los adoptan con ella no les faltara nada. Es así como, asegura que esa parte de su vida ya dejó de ser agobiante, pero claramente le gustaría que los adoptaran y les dieran un hogar, para de esta forma poder realizar más rescates. Aclara también que, existen unos barrios marginados en donde no entrega animales en adopción porque hay muchos en situación de abandono.
“Para adopción nosotros manejamos un formulario y un acta de compromiso, el formulario habla de la ley 1774 resumido de lo que es tener un animal ante la ley, hay una pequeña encuesta para identificar el lugar, se hace la visita domiciliaria, si uno cree que es apto para que el animal se quede allá uno lo entrega, pero si no, pues no se entrega. El acta de compromiso es que cuando están cachorros se comprometan a esterilizarlo, si no es así, tenemos la potestad de quitárselo”, explicó.
En el Congreso de Colombia se radicó un proyecto de ley que busca apoyar la labor de las cuidadoras de animales domésticos rescatados. La iniciativa fue liderada por la senadora animalista Andrea Padilla y se espera que, con este se dignifique el trabajo realizado por personas como María José Navarro Martin.
Finalmente, Estrellita, Nieves, Jorobado, Bombom, Molly, Brenda, Laika, India, Mono, Lupe y niña, son algunos de los peludos que reciben a los visitantes con gran emotividad.