DIARIO DEL HUILA, CRÓNICA
Por: Hernán Galindo
Así comienza la canción de Roberto Carlos el cantante brasileño que le canta a los conductores de camión y al camino:
“Cada día por la carretera
Noche y madrugada entera
Y mi amor aumenta más
Porque pienso en ella en el camino”…
A Rafael Pérez, lo encontramos preparando el viaje hacia el departamento del Valle con la Kenworth, que conduce desde hace 18 años. Llevará piedra de mármol hasta Jamundí.
Precisamente lo contactamos para complementar la crónica de su vida, Rafael se encuentra en un trancón, causado por los problemas de orden público, que han generado bloqueos para entrar o salir al departamento del Valle.
“Estoy varado en una estación de servicio custodiada por la Policía, cerca de Jamundí, para donde voy con dolomita o piedra de mármol”, comenta con la misma voz pausada y tranquila con la que nos atendió días previos en Mercaneiva.
Rafael Pérez es un hombre de mediana estatura, tez blanca y voz pausada y tranquila. “Llevo más de 30 años conduciendo vehículos de carga. Antes maneje furgones de Coomotor y hasta una Gacela”, dice atando sus recuerdos.
José Antonio Cuenca del depósito La Garantía es quien le da la oportunidad. Fueron 10 años de trabajo con aprendizaje y experiencias que lo fortalecieron en este difícil oficio. “Él es quien me da la oportunidad, nadie en Neiva le soltaba un carro de estos a un conductor de la región, le estoy muy agradecido”, agrega.
“Con Ramiro Lara son 18 años conduciendo tractomula, siempre de viaje al Valle, especialmente, aunque hay otras zonas de Colombia como Cúcuta o la Costa norte del país en las que también tienen ruta las mulas de don Ramiro, el actual patrón”, dice don de Rafael.
Tiene 57 años, nació en Guaduas, Cundinamarca, y como ayudante de camión llegó a Neiva donde se casó con doña Mercedes Quesada, con la que han sacado adelante a dos hijos: Rafael Augusto que le heredó la profesión. “Trabaja con Radamel de la Puerta, comenta. Su hija Karol Pérez es comunicadora social y labora en la Uniminuto en Bogotá, agrega con orgullo.
La señora se dedica al hogar en la casa que tiene, gracias a Dios y a su trabajo, en el barrio Minuto de Dios de la ciudad de Neiva. “Vivo cómodamente, este trabajo con disciplina y juicio le permite a uno vivir bien”, indica.
Los largos viajes por carreteras del occidente
La nostalgia viene a hablar conmigo
Con la radio yo consigo
Espantar la soledad
Voy de día un poco más veloz
De noche prendo los faroles
A iluminar la oscuridad
Así sigue la canción de Roberto Carlos. Sobre los agotadores viajes de hasta 14 horas dice que lo más difícil es estar alejado de casa. “Eso que yo soy afortunado, ya que viajo al Valle y día de por medio puedo estar en casa”, explica. A veces la estadía es más larga como a los que les toca viajar a Cúcuta y a Barranquilla”, agrega.
“Se sale de Neiva a las cinco de la mañana y se llega a las cinco de la tarde a Jamundí, cuando todo es normal en el viaje. Se llega y se descarga y a descansar”, refiere.
Un atraco en una parada con arma de fuego es lo que recuerda como una de las situaciones difíciles vividas. Lo despojaron de sus pertenencias personales, “pero gracias a Dios salí con bien”, dice.
“En otra ocasión en La Línea, por lo lento del andar del carro, fui víctima de los chulos que se suben y sueltan los lazos, lanzan bultos de harina o maíz, lo que se traiga”, concluye.
La Kenworth 2012 que conduce vale cerca de 400 millones cuenta con todos los seguros. Trabaja a porcentaje y con un básico, se gana entre uno y medio y tres millones al mes.
Ya rodé por mi país entero
Como todo camionero
Tuve lluvia cerrazón
Cuando llueve el limpiador desliza
Va y viene el parabrisas
Late igual mi corazón
Volviendo al presente realmente lo que está viviendo en cercanías a Jamundí se convierte en lo más difícil que ha tenido que afrontar, en este caso el patrón, don Ramiro Lara, le tocó prestarle para la remesa de la casa ya que esperaba retornar en dos días y apenas va hacia Jamundí. Espera que se solucione pronto la situación para poder volver a estar con los suyos. le toca dormir en el camión y comer arroz con huevo que es lo único que se consigue. “Está escaseando todo”, dice.
Su compañera permanente en las largas jornadas es la radio que permanece sintonizada en Caracol. “Es la única que entra de manera permanente y de paso le informan a uno sobre si las vías están bloqueadas o el tráfico es normal”, relata.
“Ojalá no se alargue esta situación que está difícil, lo contrario tocará pedirle auxilio al patrón para sortear este paro”, sostiene y cuelga el celular por el que nos atendió en pleno trancón.
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