Diario del Huila

La discapacidad no tiene límites

Mar 19, 2021

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Diario del Huila, Historia

Por: Juan Manuel Macías Medina

Leidy Yohana Claros Sáenz nació en la ciudad de Neiva hace 36 años. Al nacer, a Leidy le faltó oxígeno, lo que le causó una parálisis cerebral mixta, la difícil situación le propondría a la mujer lo que sería el reto más grande de su vida, salir adelante con una discapacidad.

Leidy contó los detalles de su nacimiento y el momento en el que los galenos del Hospital Universitario de Neiva, donde nació, le dijeron a su madre el diagnóstico de su hija.

“Mi papá y mi mamá nunca vivieron juntos, entonces la que me sacó adelante fue mi mamá y la familia de ella, conté con el apoyo de mi abuela y mis hermanas. Cuando nací me faltó oxígeno, por eso quedé con secuelas de parálisis cerebral mixta, a mi mamá le dieron un diagnóstico no muy alentador”, manifestó.

Aunque Leidy tiene dificultad para caminar y para hablar a raíz de la discapacidad, en el momento del nacimiento los médicos que atendieron a su madre se atrevieron a diagnosticar que la pequeña no iba a poder hacerlo, y hasta a decir que no le auguraban muchos años de vida.

“Lo que le dijeron a mi mamá fue que yo no iba a caminar, no iba a hablar y, por lo tanto, no iba a tener mucho tiempo de vida. Mi mamá comenzó a llevarme donde varios médicos, me realizaron mucha terapia física, a los cuatro años pude caminar con dificultad, me caía con facilidad”, indicó.

La contadora pública expresó que pocos años después, le habría propuesto a su familia lo que sería uno de los primeros retos, conseguir colegio.

La mujer ha tenido que lidiar con los malos comentarios de estudiantes y profesores.

La mujer ha tenido que lidiar con los malos comentarios de estudiantes y profesores.

“Entré a un colegio común y corriente, pero allí le dijeron a mi mamá que era mejor que yo fuera a un colegio especial por mi condición. Mi mamá me llevó a un colegio especial, allá le dijeron que yo estaba muy adelantada para estar ahí. Entonces le tocó ir a la Secretaría de Educación a exponer el caso, allá me hicieron valoración y me dijeron que yo era apta para estudiar en un colegio común y corriente. Hubo un colegio que me abrió las puertas, ahí estuve estudiando, fueron pasando los años, y entré en bachillerato. En el colegio me destaqué por ser buena estudiante y me gradué como bachiller”, dijo la mujer con orgullo de haber superado la etapa escolar.

Pero terminar el colegio no era suficiente para Leidy, pues aunque la condición física con la que nació no le permite caminar ni hablar normalmente, si le permite soñar.

A pesar de su condición, Leidy siempre se destacó en su etapa escolar.

A pesar de su condición, Leidy siempre se destacó en su etapa escolar.

“Cuando salí del colegio, hice un técnico de contabilidad básica en el Sena, luego de ese técnico, con susto y todo, me inscribí a la universidad, yo quería ser profesional. Hubo una que otra universidad en las que no pude estudiar por cuestiones de discapacidad. Afortunadamente la Universidad Cooperativa me aceptó como estudiante”, agregó.

Leidy reconoce que, diferente al colegio, en la universidad no fue la mejor, sin embargo, el proyecto de grado que presentó para poder graduarse si recibió elogios.

“No fui la mejor estudiante, pero si me destaqué bastante, la universidad me dio un apoyo muy grande. Tuve profesores que se dedicaron a enseñarme. Me tuve que ausentar un semestre de la universidad, luego volví y terminé de estudiar y me gradué como contadora pública. Mi tesis de grado se trató del ‘Espacio laboral de personas en situación de discapacidad’, hice énfasis en el descuento tributario que el Gobierno da, con la tesis me fue muy bien.

El rechazo no la detuvo

Ya profesional, Leidy contó lo difícil que fue trasegar por el mundo escolar, pues su notable condición, hizo que los comentarios negativos en su contra no hicieran falta.

“Desafortunadamente tanto en el colegio, como en la universidad, no falta quien haga comentarios fuera de tono, sobre todo en el colegio. En la universidad no pasaba mucho porque estudié de noche y las personas que estudiaban conmigo era gente más madura y consiente, sin embargo, de todas maneras había suspicacias en cuanto a mi desempeño en las tareas”, resaltó la mujer.

Resultaba difícil, hasta para los profesores de las instituciones en donde estudió, creer que la niña que tenía parálisis cerebral mixta era capaz de realizar todas las actividades.

Leidy logró graduarse como contadora pública, su sueño siempre fue ser profesional.

Leidy logró graduarse como contadora pública, su sueño siempre fue ser profesional.

“Había muchos que pensaban que mi mamá o mis hermanas me hacían las tareas, nunca fue así. En el colegio me tocó con algunos profesores que no me creían capaz de que yo pudiera dar alguna razón con las labores del colegio”, añadió la mujer.

Como si hubiera sido ayer, Leidy recordó una de las anécdotas negativas que tuvo que pasar en la época estudiantil, aunque quizá, fueron ese tipo de situaciones las que hicieron de ella, una mujer profesional, además, el tiempo se encargó de darle la razón.

“Me acuerdo mucho cuando estaba en octavo, llegó una profesora nueva a dictar matemáticas. Yo ya tenía amigos en el colegio, la profesora comenzó a dictar la clase común y corriente, y empezó a hacer preguntas, yo levantaba la mano y ella me pasaba por alto. A la tercera clase, un compañero le dijo a la profesora que me pusiera cuidado, ella dijo ‘¿y ella si entiende lo que yo explico?’, todos mis compañeros le dijeron que sí y cuando me gradué ella fue una de las primeras en felicitarme”, manifestó.

Las situaciones negativas no se detuvieron cuando Leidy logró graduarse como bachiller, pues la esperaba la universidad, aunque ya estaba preparada.

   “A veces nos demoramos un poquito más en llegar a donde queremos llegar, pero el que persevera alcanza, nunca hay que rendirse”, dijo la contadora pública.


“A veces nos demoramos un poquito más en llegar a donde queremos llegar, pero el que persevera alcanza, nunca hay que rendirse”, dijo la contadora pública.

“En la universidad también había uno que otro profesor que se sorprendía porque yo asistía a clases, una vez un profesor me preguntó que si yo si le entendía lo que él estaba enseñando, yo le dije que sí le entendía, me preguntó cómo calificarme, yo le dije que me calificara igual que a todos, eso sí, que me diera unos minuticos más en las evaluaciones porque era un poquito lenta”, dijo la mujer que ya aceptó su condición y aprendió a convivir con ella.

Hoy, ya profesional, Leidy sigue cosechando lo que con esfuerzo sembró, se desempeña como contadora, ha trabajado en distintas empresas como revisora fiscal, y hoy, trabaja en el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), dejó atrás todas las malas situaciones que tuvo que pasar por nacer con parálisis cerebral mixta y tiene claro que no hay que rendirse nunca.

“Yo también he tenido ratos en los que quisiera no seguir, a veces las cosas no son sencillas, pero cuando las cosas no son sencillas pues cuando uno las logra son más satisfactorias. Dicen por ahí que ‘querer es poder’, si se quiere lograr algo tiene que haber dedicación, nada es sencillo pero tampoco imposible. A veces nos demoramos un poquito más en llegar a donde queremos llegar, pero el que persevera alcanza, nunca hay que rendirse”, finalizó Leidy Claros.

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